Cada día yo te escribo
y te vuelvo a ver y hablamos,
y te siento en la distancia,
y me tiembla algo la mano.
Cada día aquí en la tierra
lo dedico a contarte
de mí, de ti, de nuestra casa,
del deseo de abrazarte.
Así te siento aquí conmigo.
Así te siento respirando.
Sostengo en brazos a aquel niño
que no ha podido seguir amando.
Amando.
Y nada ha acabado,
nada ha ocurrido.
Solamente has cruzado.
Al otro lado del infinito.
Y en el infinito
podré volver a verte,
sé que no hay nada más cierto,
en donde el horizonte encuentra
el mar abierto.
El mar abierto.
En una vida menos dura,
en tiempos menos crueles,
caminando por las calles,
caminando juntos siempre.
Así te siento aquí conmigo.
No me da miedo esperarte.
Porque nada ha acabado,
nada ha ocurrido.
Solamente has cruzado.
Al otro lado del infinito.
Y en el infinito
podré volver a verte,
sé que no hay nada más cierto,
en donde el horizonte encuentra
el mar abierto.
Nada ha acabado,
nada ha ocurrido.
Una carta para ti,
una carta de amor,
una carta para mí
porque alivia este dolor.
Y nada ha acabado,
nada ha ocurrido.
Solamente has cruzado.
Al otro lado del infinito.
Y en el infinito
podré volver a verte,
sé que no hay nada más cierto,
en donde el horizonte encuentra
el mar abierto.
Nada ha acabado,
nada ha ocurrido.